Cuatro partidos oficiales, seis goles y cuatro asistencias amén de dos tantos en el Gamper. Así se resume numéricamente la aportación de Leo Messi desde que volvió de la playa de Ibiza hace sólo tres semanas para empezar los entrenamientos y la temporada desquiciando otra vez al Real Madrid de Mourinho, enterrar su gafe en la Supercopa de Europa e inaugurar a lo grande el desafío de las cuatro Ligas consecutivas del Dream Team. Lo del argentino no tiene nombre. Ya hace tiempo. Y no parece tener fecha de caducidad.
En una noche en la que compartió protagonismo con Thiago, Cesc, Alexis e Iniesta en un ataque endiablado ante un equipo de Champions, Leo se marchó al vestuario con un doblete y otro pase de lujo a Fàbregas como el de Mónaco el día después del ‘hat trick’ de Cristiano Ronaldo en Zaragoza. El ’10′ del Barça refrendó que la prioridad es el triunfo del equipo. Si a final de curso, cae su segundo ‘Pichichi’, mejor que mejor, pero ahora sólo se desvive por ganar divirtiéndose con el balón en los pies a velocidad de vértigo...
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