domingo, 28 de agosto de 2011

No se cansan de ganar y nosotros tampoco



El Barça se ha convertido en una máquina engrasada de coleccionar títulos, y esa maravillosa noticia para los aficionados se está convirtiendo en una pesada losa para nuestros adversarios. Y es que ayer el Barça, en el anticuado Estadio Louis II de Monaco, no necesitó hacer un buen partido para llevarse su cuarta Supercopa de Europa, ni tan siquiera necesitó que sus mejores hombres estuvieran a su nivel, tan solo necesitó una versión diesel del Formula 1 que maravilló en Wembley para llevarse el segundo título de la temporada.
Así lo intuyó Pep alineando al fortachón de Keita en sustitución de Busquets reforzando así los aspectos defensivos del equipo, pues sabía que si no nos creaban ocasiones, los pequeñitos acabarían creando y marcando las nuestras. El guión de inicio fue más o menos así, e incluso el Porto, que es un buen equipo, consiguió inquietar la portería de Valdés en un par de faltas, y una buena jugada de Hulk, que es junto a Guarín, el alma mater del campeón portugués, resurgido una vez más de sus cenizas tras la salida de su entrenador y de su máximo goleador...
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