Que el Madrid no marque ningún gol en dos partidos frente a equipos modestos no tiene nada de normal. Pero todavía es más sorprendente que frente al Racing solo chutara dos veces entre los tres palos. Hay mar de fondo en el vestuario blanco. Los jugadores comienzan a estar hartos del comportamiento esquizofrénico de Mourinho. Su obsesión por ganar como sea le ha llevado a jugar a nada. Tanto hablar de árbitros, de provocaciones, de excusas de mal perdedor, de culpables, de represalias, ha desorientado al equipo, que se ha olvidado de jugar al fútbol. No se puede hablar de rebelión a bordo, pero sí es evidente que la actitud de los jugadores ha cambiado. Tanto ruido, tanta polémica, ha roto la convivencia en el vestuario. Los españoles se sienten marginados, señalados, discriminados. Se salva Casillas porque es Casillas, pero hasta Sergio Ramos ha sido castigado al banquillo...
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