El Arsenal ha demostrado muchas veces, para bien y para mal, que es un club con orgullo. A veces ha tenido la piel muy fina. Como cuando recientemente Arsène Wenger reprochó a Xavi Hernández por haber "faltado al respeto" al equipo 'gunner' por decir que había visto a su amigo Cesc Fàbregas "sufriendo". Y para colmo el mánager 'gunner' no tuvo reparos en acusar al centrocampista azulgrana de que no era la primera vez que hacía eso de "faltar al respeto" al Arsenal, sin aclarar más; ni donde, ni cuando ni por qué. Wenger, que este verano se acaba de llevar a Jon Toral y Héctor Bellerín en su enésima recolecta en la cantera azulgrana, se ha pasado los últimos meses hablando de la instauración de una norma de 'fair play' en las transferencias y en el mercado de fichajes.
Resulta curioso que quien se atreve a hablar de códigos de conducta entre a la vez en las canteras ajenas con impunidad e insistencia y luego se moleste porque, en el fútbol profesional, un club se interese por uno de sus jugadores, que encima antes era suyo...
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NO LEDA IMMPORTANCIA CESC APPARESERA
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