Guardiola ha dado otra vuelta de tuerca. El fútbol total del Barcelona se reinventa. Sin Dani Alves, Piqué, Puyol, Adriano y Maxwell planteó un 3-4-3 con seis centrocampistas en el campo. Un esquema para romper moldes. Jugó sin centrales puros y no encajó ni un gol, jugó sin delantero centro y marcó seis. Busquets, Mascherano y Abidal ejercieron de centrales con el apoyo de Keita. Por delante, el delirio. Guardiola se atrevió a juntar a Cesc, Iniesta, Thiago, Messi, Pedro y Alexis.
Mecanismos nuevos sobre el campo. No hubo laterales que sorprendieran desde atrás, como suele hacer Dani Alves. Mascherano, Abidal y Busquets quedaron siempre replegados. Los extremos abrieron el campo más que nunca. Si la jugada se iniciaba en la derecha, Pedro estaba pegado a la línea de la banda contrario. Lo mismo ocurrió con Alexis Sánchez. Esos movimientos fijaron a los laterales y generaron más espacios en el centro, donde Cesc, Iniesta, Thiago y Messi se atiborraron a triangulaciones, a combinaciones vertiginosas en zonas de peligro, a desmarques de ruptura. Delicioso. El Villarreal, sorprendido, no tenía antídoto. Apenas dio tres pases seguidos. Sin balón, fue un equipo desconocido, a merced de un rival que le atropelló...
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